viernes, 15 de junio de 2012

El Pirolo

En el colegio tenía un compañero de clase al que llamábamos El Pirolo. Era todo un personaje. Estudiante mediocre, travieso sin picardía, por lo que le pillaban en todos los renuncios y bastante trolero. En una ocasión, se meó en los pantalones en clase de ciencias y el profesor, tras darse cuenta, le dijo discretamente que se fuera a su casa a cambiarse para evitarle el bochorno delante de sus compañeros. Cuando casi había terminado la clase, El Pirolo apareció en el aula con pantalones limpios, riéndose estruendosamente y comiendo un helado, lo que provocó en el profesor una ira digna de las peores maldiciones bíblicas.

Mariano Rajoy me está recordando estos días a mi compañero de estudios.

El presidente del Gobierno es un mal estudiante que ha cateado todos los exámenes.  Tiene en su haber reformas que iban a hacer que la economía fuera a mejor y que se redujera el paro y la economía no crece y el paro sube; ha metido la tijera en los presupuestos para reducir el déficit y de momento lo único que ha logrado ha sido  recortar derechos a los españoles y poner en la picota al sistema sanitario español y a la educación pública. Una de las últimas ha sido la nacionalización de Bankia que, tal como se ha hecho, más que una meada ha sido una sonora cagada. A pesar de esta hoja de servicios, los profesores de Bruselas han decidido echarle una mano de cien mil millones de euros para que arregle el sistema bancario español.

 ¿Qué ha hecho Rajoy tras esta ayuda? Lo primero fue esconderse el día en el que la inyección de dinero fue aprobada. Tras el lógico enfado general, decidió dar una rueda de prensa en la que soltó una mentira tras otra. Descartó que el rescate trajera consigo condiciones fiscales, cuando fuentes de Bruselas y del Banco Central Europeo citadas por varios medios de comunicación insisten en lo contrario; dijo que la ayuda no va a afectar al déficit, y la agencia de estadísticas Eurostat le ha desmentido. Aseguró que el rescate iba a traer la confianza de los mercados,y la Bolsa, si sube, es gracias a los resultados de Inditex, mientras que la prima de riesgo alcanza niveles de récord. Con todo, posiblemente esto no es lo peor, al menos desde el punto de vista estético.  

En esta rueda de prensa, vendió el rescate como un éxito, al igual que esos estudiantes que, ante la pregunta de los padres boletín de notas en la mano, ¿qué significa MD? en lugar de decir la verdad, Muy Deficiente, contestaban Materia Dominada. Además, aseguró que nadie le presionó para pedir el rescate, sino que fue él mismo quien ejerció presión. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso no tardó en desmentir a Rajoy en una entrevista en el Financial Times en la que aseguraba que fue él quien convenció a Mariano Rajoy para el rescate financiero. Vamos, que el profesor le restregó al alumno el helado por la cara.

Hay veces en las que uno tiene la sensación de que Rajoy nos toma a todos por tontos, pero habría que decirle lo que le dijo un profesor al Pirolo un día que éste le aseguró que no había hecho los deberes porque había tenido que ayudar a su madre: "Chaval, es posible que me hayas visto cara de tonto, pero lo único que tengo de tonto es la cara". El profesor, lógicamente castigo al Pirolo. Teniendo en cuenta que aún se estarían concretando los términos del rescate a la banca española, esperemos que la actitud de Rajoy no termine cabreando más de lo que están a los profes de Bruselas, porque de ser así todos los españoles podríamos terminar de rodillas y mirando a la pared.


miércoles, 13 de junio de 2012

¿Qué se ha resuelto?

"Me voy a la Eurocopa después de haber resuelto la situación", dijo Rajoy en la rueda de prensa celebrada el pasado domingo en Moncloa para dar cuenta del rescate a la banca española. Visto lo visto, habría que preguntar al presidente del Gobierno qué situación ha sido resuelta, porque a tenor de lo que está ocurriendo desde el anuncio de la línea de crédito de 100.000 millones para la banca española parece que la situación ha empeorado. La prima de riesgo española, lejos de relajarse, está alcanzando niveles hasta ahora desconocidos, el Ibex no remonta ni a tiros y parece cada vez más claro que, una vez caída España, los inversores han puesto su punto de mira en la siguiente pieza: Italia.

Además de aclararnos qué situación ha resuelto, si es que se ha resuelto algo más allá de su imaginación, sería necesario que Mariano Rajoy diera explicaciones sobre cómo se ha producido este rescate y qué va a suponer para la economía española en general y para los españoles en particular. Sin embargo, el presidente del Gobierno considera que no tiene que dar explicaciones ahora, y prefiere esconderse tras su ministro de Economía. Rajoy, si acaso, comparecería a mediados del mes de julio, cuando medio país está de vacaciones y cuando ha pasado un mes desde la intervención.

La actitud de Rajoy resulta a todas luces impresentable. Él, como jefe del Gobierno, tiene la obligación moral y política de aclarar las dudas de los españoles, lanzar un mensaje de esperanza y de demostrar que es el líder que el país necesita en un momento de crisis e incertidumbre. Asimismo, debe llegar a pactos de Estado con la oposición para dar una imagen de unidad ante una población que cada día se aleja más de sus representantes políticos. Eso no se hace escondiéndose, sino dando la cara, no por una cuestión de transparencia, -palabra que en los últimos días está siendo más sobada que la pila de San Antonio-, sino de valentía.


lunes, 4 de junio de 2012

Todo un símbolo

El Rey Juan Carlos ha iniciado un viaje oficial al Brasil en el que está acompañado por algunos de los más poderosos empresarios españoles, entre los que se encuentran el presidente del Banco Santander, Emilio Botín; el de Iberdrola, Ignacio Galán; Repsol, Antonio Brufau; Telefónica, César Alierta; Endesa, Borja Prado; o Indra, Javier Monzón. A su llegada a Brasilia, capital de Brasil, el rey ha sido recibido por estos empresarios y me ha llamado la atención que Emilio Botín se ha presentado ante el monarca con un polo rojo y unos pantalones bermudas del mismo color.

¿Se imaginan qué habría pensado, ya no Emilio Botín, sino cualquier responsable de Recursos Humanos de su banco si alguien se hubiera presentado a una entrevista de trabajo vestido con bermudas? Posiblemente llegarían a la conclusión de que al aspirante se la suda conseguir o no el empleo y que alguien que acude a una entrevista profesional con un vestuario tan de andar por la playa muestra poco respeto por sus entrevistadores.

El atuendo lucido por Emilio Botín es un símbolo de la percepción que aún tienen muchos grandes banqueros españoles. Saben que son los putos amos, que pueden hacer lo que les dé la gana, porque si la pifian, no sólo no van a tener que rendir cuentas más allá de las siempre controladas juntas de accionistas, sino que además el Gobierno va a acudir solícito a ayudarles si les vienen mal dadas.

Este viaje a Brasil está programado para asegurar la presencia de la potencia continental en la cumbre iberoamericana que se va a celebrar en Cádiz el próximo mes de noviembre. Pero, además, con la misma se pretende estrechar lazos económicos entre España y el país sudamericano. Espero que la imagen del saludo de Botín al Rey no sea muy difundida en Brasil, porque la percepción de España que van a tener el Gobierno y los empresarios brasileños es la de un país de cuarta división


martes, 8 de mayo de 2012

El auge de los partidos xenófobos

Tras el apasionante fin de semana electoral vivido en Europa con las elecciones en Francia y Grecia, hay una imagen de entre todas las emitidas por los medios de comunicación que ha sido motivo de impacto en muchos ciudadanos; la rueda de prensa ofrecida por Nikos Michaloliakos, líder del partido nazi griego Aurora Dorada. La actitud de este personaje, gritando como un poseso contra los inmigrantes, y la de sus guardaespaldas obligando a los periodistas a levantarse cuando su jefe entraba en la sala, resultan escalofriantes, sobre todo si se tiene en cuenta que este grupo ha logrado 21 diputados en el Parlamento griego.

No menos escalofriante son los resultados de Marine Le Pen, líder del Frente Nacional francés, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, que con casi el 18% de los votos ha logrado el mejor resultado de su historia.

Éstos son dos ejemplos del poder que están alcanzando los partidos de extrema derecha en toda Europa, que ya tienen representantes en los parlamentos de Italia, Holanda, Noruega, Austria, Suecia, Finlandia, Hungría, Dinamarca, Bulgaria, Eslovenia o Letonia, y de cómo está calando su mensaje xenófobo en la población europea.

En el Parlamento español no hay ningún partido de ultraderecha reconocido, pero en el ámbito municipal es otra cosa. Así, por ejemplo, el partido xenófobo Plataforma per Catalunya  obtuvo en las últimas elecciones municipales 67 diputados y casi 66.000 votos. 

Mientras esto ocurre, los partidos democráticos europeos están a verlas venir. Sí, muestran su preocupación por esta tendencia, pero poco más. Pero lo peor no es eso. Lo verdaderamente inquietante es que, ante la buena aceptación de los postulado racistas entre parte de la población, muchos partidos políticos están abrazando los mismos, bien por intereses puntuales, bien porque están manifiestamente a favor de estas ideas. Hay muchos ejemplos, desde los mítines de Sarkozy en la segunda vuelta de las presidencias francesas, hasta la alianza de  Berlusconi con la Liga Norte en Italia o la de los liberales con el Partido por la Libertad en Holanda.

En España es el Partido Popular de Cataluña el que se ha echado al monte. Tras presentar un programa con claros tintes xenófobos en las últimas elecciones autonómicas en Cataluña, alcanzando el mejor resultado de su historia, y de que Xabier García Albiol lograra la alcaldía de Badalona con un mensaje antiinmigración, el PP catalán ha dado otra vuelta de tuerca. En el congreso celebrado  el pasado fin de semana se probó una ponencia que restringe los derechos de los inmigrantes. Según relata Àngels Piñol en una crónica en El País, la propuesta fue aprobada por 997 votos a favor y siete en contra. Los que votaron en contra fueron recibidos al grito de "traidores" por un nutrido grupo de militantes.

Todos los gobiernos europeos están centrados en lucha contra la crisis, lo cual, dada la situación, es lógico, pero deberían combatir con idéntico empuje contra uno de los principales problemas derivados de esta crisis: el auge del fascismo en Europa.

En primer lugar, los grupos políticos no deberían caer en la tentación de utilizar los postulados racistas de la ultraderecha por conseguir un puñado de votos, ya que eso es pan para hoy y horror para mañana. Ahí está el ejemplo de lo ocurrido durante la gran depresión de los años 30 del pasado siglo.

Por otra parte, no deberían llegar a acuerdos de gobierno con estos grupos y buscar la gobernabilidad tras las elecciones con los democráticos. Sólo condenando a los partidos de ultraderecha al ostracismo en los parlamentos se logrará que caigan en la irrelevancia.

Por último, y esto es algo que afecta también a los medios de comunicación, habría que empezar a llamar a las cosas por su nombre. ¿Qué es eso de "neofascistas" o "neonazis"? ¿Qué tienen de neo estos grupos? Vale que la gran mayoría ha dejado en un segundo plano su antisemitismo y ahora son más antiislámicos o antiafricanos, pero la esencia ideológica es básicamente la misma, por lo que nada de neo: nazis y fascistas.

viernes, 27 de abril de 2012

El fondo del Abismo

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha anunciado hoy en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que el Ejecutivo estima que la tasa de paro en España será del 24,3% de la población activa este año, el 24,2% en 2013, el 23,4% en 2014 y al 22,3% en 2015. Quiere esto decir que han aprobado una reforma laboral que incluye importantísimos recortes a los derechos de los trabajadores para bajar un par de puntillos porcentuales de paro en tres años. Esto es un desastre, porque, además, según las previsiones del Gobierno, el crecimiento de la economía va a ser mediocre.

Llevamos ya cuatro años largos de crisis económica con una gran destrucción de empleo. Durante todo este tiempo, muchos ciudadanos han agotado sus prestaciones por desempleo, no pocos han perdido sus casas por no poder pagar la hipoteca y un buen puñado de personas han comenzado a agotar sus ahorros. Si se cumplen estas previsiones, la economía española no va a crecer al ritmo suficiente para reabsorber el empleo destruido durante la crisis hasta bien entrada la segunda mitad de la presente década.

Así las cosas, ¿cuánta gente se habrá quedado en el camino cuando salgamos de verdad e la crisis? ¿Cuánta gente habrá perdido su casa, sus ahorros, su dignidad? ¿Nadie se ha parado a pensar que las previsiones del Gobierno significan que la clase media de este país podría quedar reducida a la mínima expresión?

Es obvio que se hace cada vez más necesario que en Europa se pongan en marcha políticas que no solo se centren en la contención del gasto, sino que además propicien el crecimiento de la economía. Porque, que nadie se llame a engaños, si no hay crecimiento no se crea empleo por mucho que se empeñe Mariano Rajoy.

Parece que en Europa se está empezando a hablar de reorientar la política económica para beneficiar el crecimiento, pero tal como están las cosas parece que van a llegar tarde, eso si llegan a alguna parte. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, ha convocado una cena informal de jefes de Estado para después de la segunda vuelta de las elecciones francesas. Suponiendo que en esa cena se llegue a algún tipo de acuerdo sobre la implementación de políticas de crecimiento, para cuando éstas se aprueben, se pongan en práctica y comiencen a surtir efecto, muchos ciudadanos españoles y de otros países de Europa habrán perdido su trabajo, su casa, agotado sus prestaciones por desempleo y gran parte de sus esperanzas de futuro. 

A este paso, vamos al fondo del abismo. En una ocasión alguien me dijo que el fondo del abismo es el único piso estable, y puede que tenga razón. Pero eso no quiere decir que en el fondo del abismo se esté bien.




Una decisión injusta

El Gobierno de Mariano Rajoy ha aprobado un Real Decreto que va a obligar a los jubilados a pagar una parte de los medicamentos que adquieran con receta. De todas las medidas que está adoptando este Gobierno, y que en su gran mayoría están dinamitando el estado de bienestar, esta es posiblemente una de las más sangrantes por varios motivos.

En primer lugar, porque la obligación del Gobierno es cuidar de las personas más desfavorecidas y en este país, si hay alguien desfavorecido son los jubilados. No hay que olvidar que muchos de estos pensionistas son pobres. Sí, pobres relativos, pero pobres. Según la Unión Europea, se encuentran en riesgo de pobreza las personas que viven en hogares con una renta inferior al 60% de la renta mediana equivalente, algo muy habitual entre los jubilados españoles.

Por otra parte, es muy injusto adoptar esta medida con las personas que en buena medida están evitando que este país salte por los aires. Porque son nuestros mayores los que están supliendo las graves carencias de guarderías que hay en España, dado que son ellos los que se dedican en no pocas ocasiones a cuidar a sus nietos para que uno de los progenitores no tenga que dejar de trabajar. Son nuestros mayores los que en muchas ocasiones han avalado a sus hijos para que pudieran acceder a una vivienda, lo que, llegada la crisis, les ha puesto a muchos al borde del desahucio, eso cuando no han perdido sus propias casas. Son nuestros mayores los que están acogiendo a los hijos que se independizaron pero que se han quedado sin sustento tras haber sido condenados a un paro de larga duración.

En lugar de reconocer la importante aportación de nuestros mayores, el Ejecutivo de Rajoy les cobra los medicamentos. Ha dicho, eso sí, que a partir de determinado gasto y en función de su nivel de ingresos, el dinero les será devuelto a los pensionistas antes de seis meses. Ya veremos si el ya famoso "Dios proveerá" no se convierte en este caso en "Que Dios te lo pague porque yo no tengo suelto".

 ¿Puede haber algo más injusto, sobre todo después de que ahora haya que trabajar hasta los 67 años para tener una pensión y unas prestaciones?